Las lluvias que afectaron a la ciudad de Tánger el pasado viernes 14 de noviembre causaron el bloqueo de las alcantarillas en algunos barrios, como en la zona del puente Boukhlef, lo que impidió el desagüe de las aguas pluviales a través de estas alcantarillas, claramente obstruidas por la acumulación de tierras y grava.
En otras áreas, las aguas residuales se mezclaron con las lluvias, resultando en la formación de charcos de color oscuro en las calles, debido a la explosión de desagües que no soportaron la presión del agua por ser demasiado pequeños o por estar conectados de manera inadecuada a la red de alcantarillado.
De igual forma, las aguas residuales se mezclaron con las aguas pluviales, al igual que las aguas potables, que inundaron la superficie de una vía principal en el «Camino de Rabat», la cual debería estar diseñada para soportar más que las precipitaciones estacionales limitadas.
Las imágenes de la mezcla de aguas residuales con el agua de lluvia, la explosión de alcantarillas o las calles convertidas en estanques no son fenómenos nuevos ni aislados en Tánger, sino que se repiten cada vez que llega la temporada de invierno.
Fuente
